EPISTOLARIO
EL POZO DE LA VIEJA INES
ALEJO CARPENTIER
(7 DE FEBRERO DE 1953)
EL ÁLBUM CULTURAL LA CRÓNICA DEDICA LA PRESENTE EDICIÓN A SEIS DE LOS PRINCIPALES NOMBRES DE NUESTRAS ARTES ESCÉNICAS:
EPISTOLARIO
EL ÁLBUM CULTURAL LA CRÓNICA DEDICA LA PRESENTE EDICIÓN A SEIS DE LOS PRINCIPALES NOMBRES DE NUESTRAS ARTES ESCÉNICAS:
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En encuentros literarios recientes, he hablado de la sensibilidad y la formación que tanta falta hacen para lograr publicaciones que honren simultáneamente la palabra y la imagen. Afortunada combinación ésa que se da en Héctor Enrique Pirela Zambrano. De esto podemos dar fe los lectores del Álbum Cultural La Crónica. Publicación quincenal, este álbum es un esfuerzo permanente de contenido y presentación.
Enrique Romero.
ALEJO CARPENTIER
EL POZO DE LA VIEJA INES
◘ Vamos a correr el telón y asomarnos por unos instantes al mundo de los títeres, a ese maravilloso y complicado mundo, tan antiguo como la misma humanidad. Los títeres vienen de muy lejos. Es perderse en el misterio pretender buscar su origen. Nacieron con la imaginación, y pertenecen a todos los tiempos y a todos los lugares de la tierra. Charles Nodier —quien fue un ferviente admirador de los títeres— se ha ocupado de ellos en varios artículos. Acerca de su origen escribió en la Revue de Paris: "Al no poder fijarse la época precisa de su nacimiento, puede decirse que el títere más antiguo es la primera muñeca puesta en las manos de un niño, y que el primer drama nace del monólogo, mejor dicho del diálogo que sostiene el niño y su muñeco.
◘ Vamos a correr el telón y asomarnos por unos instantes al mundo de los títeres, a ese maravilloso y complicado mundo, tan antiguo como la misma humanidad. Los títeres vienen de muy lejos. Es perderse en el misterio pretender buscar su origen. Nacieron con la imaginación, y pertenecen a todos los tiempos y a todos los lugares de la tierra. Charles Nodier —quien fue un ferviente admirador de los títeres— se ha ocupado de ellos en varios artículos. Acerca de su origen escribió en la Revue de Paris: "Al no poder fijarse la época precisa de su nacimiento, puede decirse que el títere más antiguo es la primera muñeca puesta en las manos de un niño, y que el primer drama nace del monólogo, mejor dicho del diálogo que sostiene el niño y su muñeco.
JAVIER VILLAFAÑE.
"EL POZO DE LA VIEJA INES"
ALEJO CARPENTIER
El teatro de titeres responde a una vieja necesidad espiritual del hombre. Los persas y los indúes tuvieron sus titeres, y también los javaneses, bajo la forma de primorosas figuras planas, hechas para animar un teatro de sombras -intuición asiática del cinematografo-. Y cuando la monja Hroswithya pensó en la posibilidad de un teatro cristiano, antes de que nacieran losv misterios del medio Medioevo, lo confió al arte de las marionetas... Hoy, a pesar de todas las posibilidades ofrecidas a la imaginación por el cine y los portentos de la tramoya moderna, Los escenariosw de titeres siguen teniendo un público fiel en el mundo entero. Cada tarde se alza, en parís, el telón del Guiñol Anatole, en los Campos Elíseos, para dar comienzo a la Farza del gendarme apaleado. En Amberes, al fondo de una sala próxim,a a los muelles del Escalda, se agitan los titeres de un teatro con varios siglos de existencia, que aún animan gestas de la andante caballería, con los personajes de Branciforte, Huon de Burdeos y el rey Arturo, ante un público de marineros, triscadores de pipa de barro. En Lyon, vociferan y gesticulan lo héroes del Guignol Lyonnais, encabezados poer el personaje tipico, local, de Ñafrón. Y en algún gran escenario de IOtalia, actúan, en gira muy pregonada, los aristócratas del género que son los piccoli de Vittorio Podrecca, que han dado ya varias veces la vuelta al mundo, cantando ópera de Mozart y partituras, especialmente escritas para ellos, de Ottorino Respighi...
Anatole France, en La vida literaria, consagró páginas deliciosas a los títeres a propósito de un teatro que había montado -si bien recuerdo- el poeta Maurice Bouchor, donde se representaban comedias de Aristófanes. Federico Garcia Lorca escribió piezas para titeres y Manuel de Falla, con El retablo de Maese Pedro, los llevó al escenario lírico. El títere es tan viejo como las más viejas literaturas humanas. por lo mismo, sus escenarios son algo así como los conservatorios de la gran farsa universal; el lugar donde ciertos mecanismos perennes de la comicidad funcionan siempre en su tiempo, haciendolo perdurar una serie de antiquísimas tradiciones que nos vienen desde Grecia,desde los charlatanes y juglares del foro romano, a través de la Commedia dell´ Arte italiana y de las Tabarinadas del Pont-Neuf, sin olvidar los espectaculos montados, en todas las ferias de Europa, por los sacamuelas ambulantes y los vendedores de la piedra bezar y el elixir de Orvieto.
ELIXIR DE ORVIETO Y LA PIEDRA BEZAR. MUCHOS CRÍAN EN EL VIENTRE PIEDRAS VERACES QUE FRAGUAN YERBAS MUY CORDIALES Y EXPULSIVAS DE TODO VENENO. LOS MÉDICOS USABAN SU INFUSIÓN PARA MALES DEL CORAZÓN.
LA COMEDIA DELL´ ARTE ITALIANA Y DE LAS TABARINADAS DEL PONNT-NEUF.
Pensaba yo en esto, la otra tarde, regocijándome con el espectáculo de muñecos de Fredy Reyna, que ha creado con su esposa Lolita, un autentico teatro de marionetas venezolanas, donde Juan Bimba, María Moñito, la vieja Ines, el Jefe Civil, el vendedor de escobas, la chiva el ganso animan una fiesta deliciosa por su movimiento y su gracia. Y dentro de ella -esto es lo maravilloso-, a pesar del criollismo de los personajes, del decorado y del texto, volvemos a encontrar los eternos principios de la farza universal, con su inacabable eficiencia cómica. Cuando el ladrón disfrazado de Vieja Ines asesta el escobero "doce palos y uno de ñapa", nos reimos como nos reiremmos siempre del gendarme apaleado del Guiñol Anatole de Paris -como nos reiríamos de los bastonazos dados por Scapin de Moliére al vejete escondido dentro de un saco -. Y cuando pregunta Juan Bimba a los niños si el ladrón está bien muerto o finge estar muerto, cien voces contestan, angustiadas:
-¡Vivo! `Cuidado! ¡Esta vivo!...
Y lo mejor del caso es que si los adultos no gritan los mismo que los niños, es por aquello del -¿que dirán?-. Porque ganas de ello no les faltan -ni me faltaban a mí, la otra tarde- ante la acción movidísima de esa autentica farsa venezolanaque es El pozo de la Vieja Ines, de Fredy Reyna.
RECORDAMOS A JAVIER VILLAFAÑE