SINTONIZANDO EL MUNDO
EL DADAÍSMO EN TIEMPOS DE DESORDEN POLÍTICO Y SATURACIÓN MEDIÁTICA.
Ediciones: Héctor Pirela Zambrano.Por JASON FARAGO 26 junio 2016
EL DADAÍSMO EN TIEMPOS DE DESORDEN POLÍTICOS Y SATURACIÓN MEDIATICA
☻ "Lío vertical típico como representación de dadá Baargeld" (1920) de Johannes Theodor Baargeld Credit Baargeld, Kunsthaus Zürich, Graphische Sammlung
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◘ NUEVA YORK — Corre el año 1920. La Gran Guerra ha terminado; llegó la revolución a Rusia; en Weimar han aprobado una nueva constitución para Alemania. Tristan Tzara, el provocador poeta rumano que esperó en Suiza a que la guerra terminara, se ha ido a vivir a París. Apenas con 24 años, ya es uno de los principales creadores del dadaísmo (el fenómeno cultural más explosivo de la década anterior) y tiene ganas de hacerse notar. Tzara escribe cartas que envía a ambos lados del Atlántico en busca de contribuciones artísticas para una obra maestra del antimovimiento que convirtió la insensatez de la guerra mundial en algo incontenible.
Tzara recibe más de cuatro docenas de respuestas. Todos los artistas envían imágenes y textos para el “Dadaglobe”, una antología que Tzara planea distribuir por todo el mundo en una edición de 10.000 copias. La publicación, se imagina el poeta, será tan perturbadora como lo fue el dadaísmo cuando salió de un cabaret en la adormecida Zurich de 1916. “Tiene que hacerse a través de una atmósfera arremolinada, vertiginosa, eterna, nueva”, insiste. “Debe verse como una gran exhibición de arte nuevo en un circo al aire libre. Cada página debe explotar”.
Sin embargo, el “Dadaglobe” nunca se publicó. Francis Picabia, su principal patrocinador, se distanció de Tzara en 1921 y los materiales se dispersaron. Los planes, las ambiciones y el potencial frustrado de aquella publicación son el tema de Dadaglobe Reconstructed, una exposición rigurosa y llena de vida en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York que reúne los retratos, dibujos y collages que Tzara encargó para el “Dadaglobe”, además de algunas pinturas y esculturas de sus principales miembros: Marcel Duchamp, Sophie Taeuber-Arp y Constantin Brancusi.
Si bien es fácil disfrutar la muestra —las fotografías, la correspondencia y sus recuerdos editoriales harán las delicias de los fanáticos del dadaísmo y los amantes de las revistas—, su catálogo podría ser el logro más importante de la exposición.
Creado con esmero por el curador independiente Adrian Sudhalter, supone una reconstrucción completa de esta revista que nunca vio la luz, editada ahora con diligencia y muchas conjeturas en más de 160 páginas llenas de juegos de palabras, poemas y anotaciones de Duchamp sobre el ajedrez.
Es una contribución sustancial a la historia del arte del periodo entre guerras, aunque su lectura tal vez implique dominar jerigonza en francés, alemán y dadá, el idioma del dadaísmo. La exposición fue organizada por Sudhalter y Samantha Friedman, curadora asistente del MoMA, en colaboración con el Museo de Arte Moderno de Zúrich, Kunsthaus Zurich, donde apareció esta primavera
(Dadaglobe Reconstructed es la más modesta de dos colaboraciones entre el MoMA y el Kunsthaus Zurich, que conserva unos de los más grandes acervos del dadaísmo que existen en el mundo). Este mes se inauguró una importante retrospectiva de Picabia en Zúrich (que fue muy bien recibida por los críticos suizos) y el 20 de noviembre llegará al MoMA.
En sus cartas para solicitar obras, escritas en elegantes hojas membretadas, seudocorporativas del dadaísmo, Tzara pedía que sus colegas artistas contribuyeran con dos o tres reproducciones de su trabajo, que se presentarían junto con dibujos, así como una página con texto y fotografías de sí mismos “que pueden alterar con libertad, aunque sin perder de vista la claridad”. Los colaboradores, algunos solo tangencialmente dadaístas, se tomaron ciertas licencias con la última instrucción.
Theo van Doesburg se fotografió de espaldas y alrededor de su cabeza escribió el lema máximo del dadaísmo: “Estoy contra todo y contra todos” en francés, y firmó con un seudónimo.
“Rastadada Painting” de Francis Picabia Credit 2016 Francis Picabia, Artists Rights Society (ARS), New York/ADAGP, Paris
Sophie Taeuber-Arp aparece con un sombrero de campana y un velo; solo muestra la mitad del rostro pues la otra mitad está oculta por uno de sus bustos abstractos de madera.
El retrato que eligió Picabia (una adquisición reciente del MoMA) es un estudio que no escatima sofisticación: un collage fotográfico de factura rústica en el que Picabia, un francocubano adinerado, rasga su propio rostro y se define como nuevo rico fracasado.
También hay unas cuantas fotos documentales incluidas en la muestra. En una alocada fiesta, vemos a Tzara, con Picabia y otros compañeros de viaje, con una corbata negra y la palabra “Dada” garabateada en su frente.
También hay unas cuantas fotos documentales incluidas en la muestra. En una alocada fiesta, vemos a Tzara, con Picabia y otros compañeros de viaje, con una corbata negra y la palabra “Dada” garabateada en su frente.
"Retrato de Sophie Taeuber con su cabeza dadaísta" de Nic Aluf (1920) Credit 2016 Sophie Taeuber, Artists Rights Society (ARS), New York/VG Bild-Kunst, Bonn, Galerie Berinson, Berlin, Nic Aluf
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